lunes, 25 de abril de 2011

EL DEBUTANTE


- Cómo le vas a decir puta a una puta, eres un animal, dijo “El” Zas, mientras escrutaba con las manos la intensidad del golpe que recibió su ojo izquierdo.
- No viste que te tiró el trago en la cara, se justificaba Jorgito, mientras se alejaban del África, ese lugar mórbido donde todo tiene precio, ya pasada la media noche, lamentando la frustración de su debut.
- Lo vi, pero sobre todo lo sentí, so cojudo, además eso a ti que te importa, así nos queremos con las putas, sentenció “El” Zas, además no era trago, era whiski etiqueta roja, dijo como alguien que conoce el tema de las noches y las mujeres.
- Caminaron hasta llegar a la Sepúlveda, “El” Zas, como siempre, no era hombre que se quedara con las ganas, espera tengo que llamar a mi mujer, le dijo a Jorgito antes de embarcarlo en un taxi:
- Hola, amor habla Rubén, dónde estás, quiero recogerte, dijo con la convicción que tiene un padre cuando le dice a su niño, te recojo a la salida del colegio.
- Ah? Cuál Rubén? pronunció inquieta una voz femenina del otro lado.
- Cómo cuál Rubén, soy yo pues, Rubén, se exasperó, agravado por los whiskies etiqueta roja que tenía encima.
- Mira, yo no conozco a ningún Rubén, así que no molestes papito, dijo la voz femenina, cansada de la conversación.
- Soy, … yo pues, Rubén, no te acuerdas de mí? soy yo, miró a Jorgito, desorbitado, y se percató del error, entonces gruñó: “El” Zas!
- Ah, Zas, hola papito, pensé que ya te habías olvidado de mí, dijo la voz femenina ahora con absoluta confianza.
- Quiero verte, dónde te recojo.
Después de colgar el celular, embarcó a Jorgito en un taxi, luego tomó otro,
- Adónde, preguntó el taxista.
- A la avenida Jesús, dijo “El” Zas con naturalidad.
“El” Zas, se había convertido en hombre de mundo, bueno, al menos él estaba convencido de ello, lo cierto es que tenía buen feeling, suerte con las mujeres, un trabajo que no era mediocre, tampoco decoroso y ya había olvidado el asesinato de Mario; ahora estaba obsesionado con que Jorgito, el menor de los hijos de su jefe, se hiciera hombre con una prostituta, como debe de ser. Le fascinaba surfear entre emociones fuertes y desenfrenadas, Te voy a hacer hombre Jorgito, le decía, pero si tu viejo se entera me mata, así que caleta nomás eh, ya sabes; Ajá, asentía, cómplice Jorgito, movido por la curiosidad y el apetito sexual que las historias de “El” Zas le habían despertado vertiginosamente.
Desde que empezaron con la idea, Jorgito no podía evitar encerrarse en el baño hasta en tres ocasiones diarias, siempre después de cada comida y antes de la siesta; solito se había percatado que se duerme rico después de “eso”, la idea de debutar lo excitaba demasiado, se estaba volviendo loco de las ansias, tan solo de imaginar que se siente estar dentro de alguien, Eso es algo que no se cuenta Jorgito, le decía “El” Zas, eso se vive carajo, pero se siente de la puta madre, es como conversar con dios, Con Diosito? inquiría extraviado Jorgito, Sí, con el mismo dios, Jorgito, el sexo es un milagro que dios puso en nuestras manos.
La primera intentona se frustró debido a la insensatez de Jorgito, bravo había resultado el chiquillo, tenía su carácter nomás, se decía orgulloso “El” Zas, pero no se iba a dar por vencido, no señor, él no era ese tipo de hombres.
Jorgito, hoy es el día; Hoy? pero es navidad, Por eso pues, te voy a dar tu noche buena, ha llegado una charapita riquísima, dicen que es de tu edad, Es menor de edad?, Jorgito ya la estaba imaginando excitado, Ya dime si puedes o no Jorgito para ir con otro pata, dijo El Zas, haciéndose el cansado, Sí sí, esta bien; Ya mira, nos encontramos en el parque universitario en una hora.
Tengo que saludar a unos amigos del colegio, mintió a sus padres Jorgito, para salir a toda prisa.
Cuando se encontraron, “El” Zas lo llevó a unas cabinas de internet, “Cabinas Near”, se leía en letras rojas y amarillentas pintadas toscamente, No tengo ganas de ver mi facebook; pensaba Jorgito, entraron: “El” Zas le dijo, estas son las ligas mayores chibolo, así que mucho ojo y aprende; habló con un señor muy, pero muy obeso, de rostro grasiento, y mirada punzante; Matuta este es mi sobrino; dijo “El” Zas en tono familiar; Tu DNI; balbuceó Matuta viendo con recelo al muchacho; mientras Jorgito intentaba convencerse de que ése no era su nombre verdadero; Eh, eh, mmm yo, yo todavía no tengo señor; No te hagas pues Matuta, te estoy diciendo que es mi sobrino, no seas aburrido; Si es menor de edad paga el doble, son reglas del establecimiento; sentenció Matuta, con autoridad de magistrado; Me va resultar caro el chiste, pensó “El” Zas; Ya pasa, pasa Jorgito, ojalá algún día valores lo que estoy haciendo por ti.
Matuta los guió hacia un corredor oscuro donde al final se leía: vaño malograo, proibido ingrezar, casi sin percatarse del aviso Matuta lo abrió; Busca el cuarto seis Jorgito, estas son las llaves, ya encargué que te traten bien; pronunció “El” Zas, empujando a Jorgito, y quedándose con Matuta.
Dentro sí había luz, el corredor no era muy largo, probablemente sólo había seis o siete habitaciones; Cuatro, cinco, seis, es aquí; la excitación se había convertido en miedo, pavor; una mujer, pensaba Jorgito, para mi solito, la imaginaba enorme, distante, inalcanzable, pero a la vez tan cerca, tan consumible.
Toc, toc toc; Mierda; pensó ruborizado; pero si tengo las llaves; abrió la puerta e ingresó; había un aire cargado en el ambiente, nunca lo había sentido, pero se distinguía, a pesar del aroma a flores que, seguramente, se había usado para camuflar el olor; Así es como huele el sexo, se dio tiempo a reflexionar; el cuarto era pequeño, se quedó contemplando las paredes celeste deprimido, un ropero viejo, sin pasado y sin vidrio, una ventana pequeñísima que no daba a ningún lugar y por donde la luz no podía penetrar; hasta que dio con la cama, y, sobre ella, caray, nunca había visto a una mujer, qué mujer, era una niña, tan linda y, tan asustada.
Ella levantó la mirada. Él recordó a Dios.
Jorgito entró en shock y para colmo se puso colorado como todas las veces que se ruborizaba, transcurrieron diez laaargos minutos y seguía ahí, erguido, observándola; la chica, o mejor dicho, la niña, estaba sentada, con una falda ínfima, descalza, y un polo con tirantes, mucho esfuerzo hago al describir las prendas, baste con resumir que cualquiera, con buen ojo, le notaba hasta el alma; además se notaba el pánico, la sumisión y el sufrimiento en la misma medida, en la exacta medida que su belleza, vaya que era linda.
-          Ayúdeme, no me haga daño, por el amor de Dios; ella rompió el hielo y entre sollozos, suplicó por si misma.
Silencio.
Jorgito no reaccionaba, estaba perplejo, o no sabía qué hacer o había perdido el control de sí mismo, seguía admirándola, a sus pensamientos nos es imposible acceder, sólo él sabe lo que imaginaba en esos momentos.
Entonces, Jorgito se ajustó los jeans, sintió el bulto entre las piernas, y el deseo que en él ardía, se acercó a la muchacha, esta cerró los ojos y apretó sus manitas contra las piernas esperando impotente cualquier cosa mientras mordía sus suaves labios. Él la tomó, con una fuerza y determinación que no había tenido nunca de los nuncas, la tomó de un brazo y la sacó vertiginosamente de la habitación, ella abrió los ojos, desconcertada, hay situaciones en la que los milagros pueden presentirse, esta era una de esas situaciones, llegaron al corredor, ambos corrían desesperadamente, y eso que aún nadie los perseguía, de un empujón, Jorgito abrió la puerta que daba a las cabinas y salió como alma que lleva el diablo tomando a la joven del brazo sin mirar a ningún costado, ella prácticamente se deslizaba en el aire gracias al impulso y coraje con que Jorgito la llevaba.
“El” Zas conversaba, si a sus cruces de palabras, grotescos y simplones, podemos darles tal atributo, azaroso con Matuta, con las justas se percataron que ambos niños salían despavoridos. Que carajos; alcanzó a balbucear Matuta cuando vio que el hijo de su jefe se llevaba a la joven; No seas pendejo Zas, tu crio se ha llevado a mi puta; soltó de tres graznidos Matuta mientras cargaba su escopeta y salía con afán de terminator; Mierda, se va armar, gruñó también “El” Zas mientras salía corriendo detrás de Matuta.
Continuará