jueves, 17 de septiembre de 2009

Cuando te miro, existo.


Cuando me da ganas de caminar alrededor de tus pensamientos me siento en una piedra, pero no en una piedra cualquiera, no señor; me siento en una piedra que me permita divagar por tus pensamientos. Y te toco la puerta, para que me dejes entrar en tus sueños, porque nunca dejas abierta esa puerta, entonces: no sé para quien transito estos caminos... qué espera al final de todo esto.


Yo sé que a veces a ti también te dan ganas, de explotar en cada minuto, no sé cómo, pero lo sé. Hay demasiado ruido, como para florecer en estas líneas. No hay como ir a Huambo, en un vehículo que te destroza la paciencia y la cabeza, entre el orégano y la naturaleza; no hay como ir a Huambo, se trata que no he viajado a otro lugar.



No tengo recuerdos de otros lados. pero están los libros y las películas, no fui a Huanta, pero el cabo Lituma me hizo un tour, no fui a Barcelona pero Maruja Torres inventó Mientras Vivimos, y bueno La Vida en Rosa me mostró cosas que no viviré jamás, aunque bien podría, claro, con algo de entusiasmo y suerte. Pero volvamos a ti.


Esto no es una alegoría de tu rechazo, bueno, sí lo es. Es la respuesta al no que vendrá, lentamente, como a cuenta gotas; con la sutileza que te caracteriza, ah mujer.


Este es el lugar donde puedo refugiarme, exponerme¿? Acaso tiene sentido volver a vivir, para morir así, tan derrepente. Si tan solo me toca volver al lugar de donde no debí salir, la adolescencia, de donde me sacaron a la fuerza, donde me enamoraron. La frase más chistosa de mi vida le pertenece a Nicanor Parra: "Si los maricones volaran, no se vería la luz del sol". Creo que tengo posibilidades contigo. Pero también tengo a la poesía. También tengo la poesía.