domingo, 23 de noviembre de 2008

Vida y Destino, cuando las letras trascienden a los tiempos y los hombres.

pOR EL eSTENÓGRAFO.

Lo que realmente tememos los poetas, y en general los literatos es la muerte, pero no la muerte física, para nada, el descanso eterno es un gusto frente a lo jodida que es la vida en el Siglo XXI; la muerte de la obra, de la creaciòn, en buen sencillo, si la obra deja de tener vigencia, morimos, el escritor vive en su obra, podrá dejar el mundo, pero su obra lo mantiene perenne si aún ensalza ànimos en quienes la departen.


Vasili Grossman (Ucrania 1905, Moscú 1964) y su obra Vida y Destino, nos muestra no sòlo la degradación alemana nazi, sino también la comunista de la Unión Soviética; revela a Hitler y a Stalin, revela también lo poco que hicieron sus sociedades para oponerse al latrocinio, lo que convierte a sus pueblos en cómplices directos del lastre que vivimos en el siglo XX.


El régimen comunista prohibió y censuró la obra de Vasili, no obstante ello, continuó escribiendo, y la obra, como un milagro, vió la luz, y no pasaron doscientos cincuenta años como le dijo Suslov, aunque si murió pensando que el borrador de su novela había sido perdida para siempre; tamaño castigo e infortunio.


Pero gracias a su amigo Semion Lipkin, Vladimir Voinivich escritor y amigo de éste último y el cientìfico nuclear André Sajarov sacaron la obra de la Unión Soviética; fue publicada por vez primera en 1980. Sus letras trascendieron al tiempo, y mejor aùn, a los hombres que intentaron en vano destruirla. Vida y Destino es prueba viva que Vasili Grossman aún está entre nosotros, para mostranos que la vida civilizada puede estar enraizada con la barbarie y el holocausto.